martes, 4 de marzo de 2008

Sierra Norte de Oaxaca, México

En las montañas del sur de México, a solo hora y media en bus de la ciudad de Oaxaca de Juárez, en San Antonio Cuajimoloyas – donde el mole se cuaja en ollas – no hay relojes ni calendarios. Sus habitantes dicen que no lo necesitan. Saben que son las cuatro cuando llega el bus de las cuatro, y las nueve cuando llega el bus de las nueve. Se levantan con el canto del gallo cuando amanece, y se acuestan cuando anochece. La mayor parte de los hombres emigraron a Estados Unidos. Las mujeres jóvenes trabajan la milpa, y las mayores amasan la harina de maíz y hacen tortillas. Dos adolescentes de unos quince o dieciséis años, que aprendieron inglés en el colegio, se han convertido en guías locales. Esperan a la bajada del bus a los turistas para llevarlos a recorrer los senderos y contarles de las hierbas medicinales que aún usa su abuela para sanar las enfermedades.

Trabajas en una empresa consultora que ha ganado un proyecto del BID para capacitar a guías locales en ecoturismo. Define la malla de contenidos y metodologías del programa de formación.

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